18/5/13

¿EL LATÍN HA MUERTO?

       Sin duda, del legado histórico que nos dejó la antigua Roma, es la lengua latina la que ocupa un lugar preferente.
      En este sentido la tesis que defiende el filólogo alemán WILFRIED STROH en su libro "¡El Latín ha muerto ,¡Viva el latín!" es que, lejos de estar muerta, está de plena actualidad:
Wilfried Stroh
  • Durante siglos el latín fue la lengua utilizada por pensadores, científicos y diplomáticos.
  • Fue el latín el vehículo de expresión  utilizado no sólo en la Antigua Roma, también por los cristianos, el Renacimiento, el propio Lutero (leía a Plauto y Virgilio), los jesuitas alemanes, Humboldt y hasta Karl Marx.
  • Receta contra la crisis actual: según los clásicos "la mesura es la clave de la ética".
  • HORACIO predica el "QUOD SATIS EST" (lo que es suficiente) frente a la acumulación de riqueza  en la que ciframos la felicidad actual. 
  • Consigna para el discurso político dominante: en latín no es posible expresar ideas que no puedan concretarse.
  • Guiño a la UE (Unión Europea): Finlandia en los años 1999 y 2006 presidió dicha institución y editaba un boletín informativo semanal en latín.
  • Un consejero de Cultura bávaro, Hans Maier,  mantuvo una entrevista en TV, expresándose en latín, ante el asombro de los propios periodistas y certificando así el puesto que ocupaba.

17/5/13

CONSTRUCCIONES ROMANAS

      La impronta de la civilización romana queda patente en su arquitectura civil y religiosa dispersa por toda Europa y Oriente Próximo.

16/5/13

BREVE HISTORIA DE ROMA

El Origen de Roma
 
     Roma comenzó siendo un pequeño pueblo agricultor de la Península Itálica. De ese pueblo surgiría uno de los imperios más colosales de la historia de la humanidad.
     De acuerdo con la leyenda, la ciudad de Roma fue fundada por dos hermanos gemelos descendientes de un príncipe Troyano llamado Eneas: Rómulo y Remo. Abandonados en su infancia, fueron rescatados y criados por una loba.
     La leyenda dice que Rómulo mató a Remo cuando éste último atravesó los muros de la ciudad, afirmando que un destino similar caería sobre cualquiera que intentara traspasar sus límites. 
     Hasta aquí la leyenda, pero los historiadores cuentan otra historia. A finales del siglo VII a. de C., Roma fue conquistada por los etruscos, quienes pasaron a ser una élite aristocrática y monárquica. Estos reyes pertenecieron a una familia rica conocida como los Tarquinos.
     Los etruscos gobernaron Roma por más de 100 años. Durante este período, aportaron muchos elementos de su cultura convirtiendo a la ciudad en una de las más ricas de la Península.
     En el 534 a. de C. un nuevo rey, conocido como Tarquinio el orgulloso, llegó al trono. Este gobernante se destacó por su brutalidad, que produjo como reacción una rebelión de los ciudadanos de Roma en 509 a. de C. Tarquinio fue depuesto, y de esta forma llegó a su fin la monarquía de los etruscos: era el incio de la etapa de República.

El Imperio Romano

     El Imperio romano (en latín: IMPERIVM ROMANVM /imperium romanum/) fue una etapa de la civilización romana en la Antigüedad clásica, posterior a la República romana y caracterizada por una forma de gobierno autocrática. El nacimiento del Imperio viene precedido por la expansión de su capital, Roma, que extendió su control en torno al mar Mediterráneo. Bajo la etapa imperial los dominios de Roma siguieron aumentando hasta llegar a su máxima extensión durante el reinado de Trajano, momento en que abarcaba desde el océano Atlántico al oeste hasta las orillas del mar Caspio, el mar Rojo y el golfo Pérsico al este, y desde el desierto del Sahara al sur hasta las tierras boscosas a orillas de los ríos Rin y Danubio y la frontera con Caledonia al norte. Su superficie máxima estimada sería de unos 6,5 millones de km².


 El Fin Del Imperio Romano    
     En el 410 las tropas del visigodo Alarico saquearon Roma, causando una conmoción general en todo el Imperio. Pero la ilustre historia del Imperio romano de Occidente vivió su último capítulo en el año 476 en Rávena, ciudad que desde hacía unas décadas era la capital del mismo Imperio. El general bárbaro Odoacro se hizo con el gobierno de Italia, tras destituir y desterrar a Rómulo Augusto, el último emperador, un joven que por su debilidad se ganó enseguida el apodo de «Augústulo», el pequeño Augusto.